viernes, 15 de junio de 2007

Gavetero de Oro


Tio Juan era un solteron codicidado. Cada vez que venia de NY traia un carro nuevo y lo vendía y luego se marchaba. Recuerdo una vez que trajo un Nissan Maxima. Primera vez que veia un carro con numeros de acceso en las puertas. Los mismos según me explicó era por si se te quedaba la llave adentro le metias un codigo y podias abrir la puerta. Parece que esa tecnología no gusto mucho pues tarde mucho en volver a verla. En esa ocación recuerdo vamos allí y yo me monte emocionado en mi Maxima el cual estaba nuevesito. Fuimos al colmado de doña Fela y el chino que nos vio desmontar de ese maquinón dejo de inmediato de hacer lo que estaba haciendo para atender al caballero del afro perfecto.
Don como se ha portado la luz?
- Mas o menos pero todo lo que tengo esta bien frio.
Que bueno por que caliente yo no se lo bebo a nadie.
- Sonrie el chino mientras se dirige el freezer al momento que pregunta cuantas quiere?
Deme 2. Tu quiere Angel? y yo asiento con la cabeza.
- El chino titubea mientras mi tio con voz con voz super normal dice:
Son de bohuco indio, verdad?
- Chino borra la sonrisa y es cuando comprende que desde el principio se hablaba de mabi y no de cerveza.
Hasta ahi llego el brillo de gente de clase que acompaño a tio juan al desmontarse de semejante maquina a pedir mabi en el colmado.
Tio es un tipo bien. Recuerdo sus frascos de Vidal Sassoon, su peineta, candado impecable y su media hora aplastando el afro frente al espejo. También recuerdo con gracia una vez que ibamos para el interior y que nos levantamos temprano. Todos esperando en la sala a que el impecable estuviera listo. Solo se escuchaba la ducha corriendo en la bañera. Luego de mucho esperar mi madre luego de hablarle varias veces a la puerta del baño y no recibir respuesta, decide abrir la puerta temiendose lo peor. Sucede que Tio abrió la ducha y se fue a acostar de nuevo haciendonos creer a todos que el estaba en su acostumbrada sesión de preparación.
Tio siempre traia algo para nosotros o algo se le quedaba. Tia Mayra siempre se encargaba de guardar esas cosas. No puedo olvidar la hermosa bicicleta roja que una vez nos trajo por encargo de mi padre. Toda la bicicleta vino dentro de un maletin. Si, raro pero vino dentro de un maletin. Tenia un canasto delante y una parrilla detrás. En el medio tenia una pieza extraña que todavia a esta altura no recuerdo como funcionaba pero, sé que dandole una vuelta de 180 grados la bicicleta se partia en 2 y podias juntar el timón con el asiento de atrás. Podias ver de frente el timón y el porta placa de la bicicleta. No recuerdo mi edad sin embargo se que eso fue cerca del 1981 ó 1982. Me llega a la mente la vez que decidimos, como muchachos con imaginación, ver cuantos cabiamos en la bicicleta. Manos a la obra. Yo me sente en el timón, Silvito manejando, Yoryi frente a mi con un pie en un cono mientras Guata (Jose Luis) en el otro cono, Dora en los hombros de Silvito, Vladimir y Scheyla en la parrilla de atrás, Albert en un cono trasero y no recuerdo quien en el otro cono. Ahora cuenten usted cuantos estabamos en la misma bicicleta. Si no me quiere creer pues pregunte que bastante testigos habemos. Todos vecinitos de la misma calle exceptuando Guata que vivia en la calle de atrás.
Adan, hermano de Macho. Vivía con mi abuela Silvia (mismo nombre que mi hermana). El no tenia bicicleta y solo montaba cuando le prestaban la de macho (que no vivian juntos) o cuando iba a mi casa en nuestra super bicicleta roja. Era domingo, un día especial. Solo esos domingos o en alguna salida especial me podia vestir con mi chacavana de plata o con la de oro. Ese día estaba de turno la de oro. Hermosa chacavana blanca con un hermoso tejido y adornos dorados. Excelentemente planchada con almidón de yuca sacado de yuca guayada. Con ese almidón se planchaban solo la ropa azul de oficina de papi (Gloriosa Fuerza Aérea Dominicana) y mis chacabanas. La de plata, hermosa tanto como la de oro, solo se deslucia cuando estaba enganchada al lado de su hermana dominguera chacavana de oro. Hasta para mi graduación de ya se leer estoy con mi gavetero de oro puesto agarrando mi diploma.
A Adan le gustaba mucho inventar en la bicicleta. Esa era mi impresión. Sin enbargo al crecer entendi que no era que el inventaba sino que le tenia envidia por no poder hacer nada de lo que el era capaz. Yo era famoso por ir al colmado super rápido. Pendeja forma de hacerme sentir bien. Manda a Angel que el Scheyla es muy lenta. Y ahi iba yo con el orgullo pendejo de ser el elegido.
Ese domingo Adan estaba en la casa. Me dijo, subete en la parrilla y vamos los 2. Ahi ibamos los 2 como escapando de la policía, volando bajito en la bicicleta. Al colmado siempre ibamos donde doña
Fela. Quedaba más lejos pero aveces le soltaban a uno un dulce de coco o un chicle dooble bubble. El colmado central quedaba en la esquina. Más cerca pero ahi solo se compraban cervezas. Por cosas de la vida ese dia habia una arenilla justo en la misma esquina. Adan, queiba dando pedales parado, se agacho y doblo la esquina como todo un profesional. Yo sin embargo no tuve equilibrio y mientras caia mis pies quedaron atrás y en buen catellano me fui de boca rodando como pino de boliche cuando le dan de frente. Dios estaba conmigo, ni un solo rasguño. Adan se va para el colmado mientas yo me regreso a la casa revisandome las manos, los codos, levando la chacabana y revisandome la barriga a la cual solo le veia 2 lineas del mismo ancho que el porta placa de la bicicleta.
- Que te paso? Preguntó mámi.
Que me caí en la esquina.
- Y que te hiciste?
Nada, mientras le muestro las manos que miraban el cielo y con la sonrisa de que sentirme invencible como Superman.
- AAayyyy ombe. Quitate la chacavana para botarla.
QUEEEEEE!!!!! El cielo se puso oscuro, el estomago y el corazon decidieron cambiar de lugar. Un amargo bajo por mi garganta peor que si me hubiesen obligado a tragar restos de solidos regurgitados. Miré hacia abajo y pude ver mi triste realidad. Con la caida la chacavana se habia enganchado con el porta placa de la bicicleta. Se habia rasgado en 2 lugares y la adrenalina de la caida no me habia dejado percatar de la tragedia. Empecé a llorar inconsoladamente. Adan llegó asustado pensando que le iban a decir algo y que me habia dado un golpe. Las ronchas del raspón empezaron a salir y a picar con el sudor pero no me importaba.
Esa fué la única vez que recuerdo haber llorado tanto por algo material. Con ese gavetero de oro se fue mi belleza, mi lindura, mi feeling de sentirme bacano. A mi mamá le dio tanta pena que luego me compro otras pero ya no era lo mismo. Hay sentimientos profundos que pertenecen a un objeto físico y que mueren con él aunque estos sean reemplazados por otros mejores.
Adios mi gavetero de oro. Te recuerdo con un bonito sentimiento.


PD. Cuantos ibamos en la bici?