miércoles, 14 de mayo de 2008

Tabaco, Miel y Café


Sin abrir los ojos. Siento el calor del sol que con autopistas de luz se cuela entre las imperfecciones de las ventanas de madera. Solución? moverme un poquito para que se caliente otro lado del cuerpo en lo que decido levantarme. Así lo hago y la cama desprende ese aroma singular que solo una cama de más de 60 puede tener. Una esencia deliciosa de la mezcla de tabaco, polvo talco y café. Además, el hacer el esfuerzo clásico de salir del declive que hacia que 2 personas, por más que se odiaran, terminarán durmiendo juntos. Las sabanas casi transparentes hacian su trabajo. Te dan la sensación de estar cubierto pero dejaban pasar la suave brisa que silenciosamente el viejo abanico colaba por el mosquitero. Abrir los ojos por el canto de los patos o de quizás algún cerdo estudiante de opera que practicaba entonación. Si corria con suerte, me despertaba la voz a lo lejos de los locutores de radio popular mientras sacaban el clavito del zapato.


Sin nada que hacer, mataba el tiempo al observar las particulas que flotan en el aire que solo al atravezar la casi laser luz solar del ventanal se pueden notar. Mis opciones en la pared. Una foto de Balaguer cuando podia valerse de si mismo, Jack Veneno con una propaganda de Forty Malt o un calendario de Industrias Banilejas eran mis opciones. Mirar el techo o la ventana no eran opciones, pero si lo era la unión de la pared. Ahí podia mirar a las salamanquejas y lagartijas en plena faena de asecho o en carrera tras sus presas. Pero eso requeria estar ya muy despierto y sentidos atentos lo cual acabado de levanter es imposible.


En Bani siempre habia algo interesante esperandome fuera de la habitación. Con cuidado bajarse de la cama para no meter los pies en la escupidera (si, una simple y mortal basinilla) ya que no debemos tropezar con la misma piedra en mas de 2 ocaciones, y el enterarme de que la orina es salada sin que me lo dijeran ni haberlo leido, no era un hecho que nadie querria repetir o confirmar. Según mi experiencia bajar los pies muy rápido es peligroso. Hace más de 30 años que todavia practico la lección aprendida aún a sabiendas que solo debajo de esa peculiar cama es que estaba aquel contenedor.


Cepillo, pasta y a cepillarme en la cocina. En la letrina solo habia una manguera para ducharse y por supuesto, la letrina. Eso de baños con lavabos y tinas era para la ciudad. De inmediato encontrarme con chocolate de agua o café con pan. A mi memoria no llega otro tipo de desayuno. En el aire la combinación que queda en mi memoria: tabaco, café y miel. Tabaco con miel como aliento, café en mano, un ojo medio cerrado y el otro casi cerrado por que la edad pone los parpados un peso que impide abrir mas de ahi sin hacer un esfuerzo. Asi me esperaba mi abuela en la cocina de Madera y Cana. En la mesa de palo, mi vaso azul en forma de bota de vaquero hasta el tope con el líquido de turno. Dos o tres panes rellenos de .... nada. Quizás un huevo o salami en un plato aparte. Quizás mantequilla para los panes. Quizás, quizás, pero regularmente me iba en blanco. Quizás por eso luego de más de 30 años aún los prefiero así.