martes, 19 de junio de 2007

Superman o Susi


No recuerdo mi edad. No recuerdo caras. Si recuerdo que para esa época no tenia pelos. Y que el pensar en mujeres, bonitura o que el sol pica y pone los pelos de los brazos rubios me importaba un plin. Lo que si recuerdo es a Recoñazo. Tremendo caballo marrón con la clásica rayita blanca en la frente. De baja estatura por que al ser realengo no tenia de donde, en todo su árbol genealógico, halar por los moños estatura de un caballo de raza. También recuerdo a Ojoluvio. El otro caballo de un tio postizo llamado Tony. De Tony recuerdo características como una gorra de los Astroboys de Toshiba que no se quitaba, unos bigotes mal recortados, los buches como los de Kiko (del chavo del ocho) y la ausencia de los 4 o 5 peloteros del frente patriótico superior. También recuerdo el tamaño un poco exagerado de los dientes de abajo que aprovecharon la ausencia de sus compañeros de equipo para crecer como retoños de plantas de habichuelas como las que ponían a sembrar a uno en un vaso plástico con algodón y agua. A estas características le sumo que un colmillo de los de arriba que marcaba el fin de la ausencia de los demás era bien largo y hacia juego con los grandes de abajo y cuando abría la boca áveces uno confundía si ese subía o bajaba. Sumo como punto final su gran corazón y apoyador de todas las vagamunderías que con inocencia hacíamos.

Recoñazo, más bajito que Ojoluvio obtuvo su nombre gracias a su dedicación al llevar la contraria a todo lo que Tony o nosotros quería que él hiciera. Ojoluvio en cambio era más manso. Su nombre lo gano por un defecto o virtud de ser medio visco y con un ojo con cataratas lo cual en el campo le decían lluvioso u ojo lluvioso. Tenia ese ojo siempre lloroso y de un color (obvio) raroso con respecto al otro.

De vacaciones estábamos mi primo Macho y yo. Nuestro coro eran Ricardito y Susi. Ricardito era el hijo del dueño del colmado de Brujuela el cual quedaba como a 15 minutos a pie y para todos era un allí. Era el riquito del batey. Brujuela es un Batey localizado cerca del cruce de Boca Chica con Carretera Mella. Como a 30 minutos monte adentro desde el borde de la carretera Mella. Sin Agua, sin Luz, sin contenes, sin calles. Todo era caballos, burros, bueyes y carretones cargando caña para la vía del tren entre callejones de caña. Por que vacacionábamos ahí? Por que como muchachos al fin nos gustaban los caballos y no nos importaba más nada que poder tirar piedras, marotear y hacer lo que nos diera la gana por que en ese “monte y época” lo único malo que podía pasar era que nos picaran las avispas o una cacata. Lo segundo que era lo mas grave se resolvía comiendo mier…

Susi era un haitiano. Si, Susi era su nombre aunque era hombre. No recuerdo su cara, no recuerdo nada, solo su color negro carretera recién asfaltada y que en menos de una semana ya me sabia como 10 malapalabras en patuá. Todavía recuerdo algunas que en realidad no sé escribir. Podría escribir 6 libros del tamaño del una enciclopedia Atlas mundial cada uno de las cosas que vivimos. Imaginense 4 muchachones andando con cuchillos y caballos necios, marotenado, comiendo pilas y pilas de mangos, aguacates, guanabanas y otras frutas. Bañandose en rigolas y charcos que dejaban las carretas que tiraban los bueyes. Cargando agua en la cabeza de vez en cuando como única tarea del día pues el agua “limpia” de consumo general era el agua de lluvia que se recogía en un tanque a un lado de techo de cana y zinc que, colado por algún mosquitero viejo, se almacenada en tinajas. Solo se cargaba agua si duraba mucho sin llover. En mi cabeza hay millones de historias.

Un día después de comernos 5 o 6 aguacates vacios por cabeza y sin encontrar nada que hacer decidimos hacer una hamaca entre las matas de aguacate. Salimos todos a buscar una soga y sacos. La soga la conseguimos terminando de desmantelar el proyecto Lancha que si me animo otro día contaré. Y descubrimos que armar todo aquello de la hamaca iba a complicarse por la posición de los arboles. Pensó uno de nosotros “Y por qué no nos tiramos como Tarzán de un árbol a otro”. Todo el lugar se ilumino con tan brillante idea. De inmediato todos miramos hacia arriba y por unos segundos nuestra imaginación voló imaginadonos saltar de un lado a otro con la soga tal como si volaramos por los aires con tanta agilidad y libertad. Como por coincidencia al mismo tiempo todos volvimos a una supuesta cercanía a la realidad como buscando un NO entre nuestras caras y lo que conseguimos es que todos salimos corriendo a distintos arboles jalando la soga para ver quien subía más rápido y alto para poder amarrar nuestro transporte. Susi nos ganó en la trepadera así que le soltamos la soga para que pudiera terminar el trabajo.

Todo estaba listo. Empezamos a balancearnos de un lado a otro solo que había un problema. En el punto más bajito de la soga estaba demasiado alto. Imaginense que pasábamos sin problema alguno, con solo enconger los pies un poco, por encima de Ojoluvio sin que el caballo ni siquiera se inmutara pensando en la posibilidad de atropello. Pasamos lo que en esa época significaron horas aunque no se ahora si fueron 20 minutos y nos dolían las manos de tirarnos de un árbol a otro. Llego otra idea que opacó la anterior a la de balancearnos como Tarzán y fue la de volar como Superman.

Para volar como Superman se necesitan 2 cosas. Una capa y el cuadre. Uno de los sacos hizo la capa. El cuadre de los brazos extendidos era un problema hasta que Susi dijo “ya se” en tono de echavaineo. Se puso su saco en la espalda. Se subió al árbol y se amarró la soga a la cintura. Se lanzó y paso de un lado a otro y nos dejo boquiabiertos a los 3. Su sonrisa de dientes perfectamente blancos nos deslumbro más que los rayos de sol que se colaban entre las hojas de los arboles de aguacates. Paso de un lado a otro como si fuera en cámara lenta. No alcanzo el árbol de llegada pues la soga por el amarre quedo un poco más corta que al principio. Tomando en cuenta que algunas veces nos ayudábamos con los pies para poder impulsarnos de regreso, este caso necesitaba un impulso para regresar que los brazos de Susi no lograron por no alcanzar su objetivo. Su sonrisa quedo a medias pues con el movimiento de intentar alcanzar su objetivo y por el tipo de nudo que hizo la soga empezó a achicar el espacio estomacal. Se apago la sonrisa y nosotros desde abajo solo veíamos con fascinación el movimiento lateral sin percatarnos luego del cambio de la media sonrisa la expresión de dolor de la cara de Susi. Envelesados nos quedamos los tres mirando hacia arriba hasta ver a Susi detenerse y tambalearse sin aire con los ojos casi brotados. Hola realidad.

Pensabamos sin habernos puesto de acuerdo que Susi estaba relajando con nosotros y estábamos muertos de la risa viendo a Susi hacer muecas. Solo hasta que vimos 2 lagrimas y movimientos sin fuerza fue que entendimos que la situación no era un relajo. Ojoluvio en nuestro descuido se había ido caminando. Nunca nos preocupábamos por quedarnos los 4 en un solo caballo ya que por nuestro tamaño nos permitía sin problema alguno ocupar un solo medio de transporte pues cabíamos 2 en silla y 2 en las nalgas. Solo quedaba Recoñazo que miraba la acción y se comia una cascara de mango a la orilla del camino. Yo me subí a Recoñazo y lo pateaba, Ricardito lo jalaba y macho lo empujaba por detrás olvidándose por la urgencia de la situación que Recoñazo había pateado en una ocasión a mi papá precisamente en los testículos solo por tener la osadía de acercarse por detrás mientras comia. Recoñazo no se movía, Susi tampoco. Ya estábamos casi dando gritos los 3 pensando que Susi ya se había muerto.

Salte del caballo y me arme de valor. Le di la vuelta a la casa de madera que estaba a unos 35 pasos normales (15 juyendo) y arrastre la mesa de madera donde usualemente se hacia de todo (desde pelar un puerco, lavar la ropa o poner el vaso de agua mientras uno se cepillaba los dientes mirando el sembradío de maíz) Macho busco una silla del comedor (guano of course) al tiempo que Ricardito se me unió para mover la mesa. Macho agarraba la mesa y la silla. Ricardito le subia los pies a Susi y yo quitaba el nudo. En eso llego tio Tony y termino de ayudarnos quitando el nudo con su colmillo mágico a sacar a Susi de su mejor intento de ser Superman.

Como muchachos al fin nunca le vimos el peligro a la situación. Susi duro como 2 semanas con una correa hecha de postillas de piel de leather de su barriga y un dolor en la espalda. El estar cerca de la casa nos ayudo a salir de la situación por la facilidad de la mesa pero nos segó el hecho de no querer hacer un escándalo el no buscar en la casa la ayuda en primera instancia por evitar una reprimenda. De cualquier modo la casa estaba vacía pues la vieja Juana estaba para el conuco buscando maíz tierno para hacernos un majarete de cena y desayuno así que hubiéramos resuelto más temprano y quizás sin la ayuda de Tio (Colmillo mágico Tony). A los 5 minutos de pasado el hecho estábamos todos (incluyendo a Susi) riéndonos de los sucedido. Pasaron días largos y la soga estaba todavía colgando en el mismo lugar. Invitándonos a inventar. Recordándonos que se es Susi o Superman pero no las dos cosas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esos si que son recuerdos no sabia que ahora eras escritor, la verdad que te salio muy bien